¿Dónde están?

Importancia del acompañamiento

Actualmente vivimos en un contexto social de violencia e impunidad. Los criminales cometen homicidios, desapariciones y otros delitos graves y, en la gran mayoría de los casos, no se identifica ni se castiga a los responsables. En medio de este contexto de inseguridad, cualquier mujer podría sufrir la tragedia de tener una hija o hijo desaparecido.

Las personas desaparecidas son por lo general hombres trabajadores y honrados, no son criminales. Los más jóvenes suelen ser hijos alegres, amorosos y apegados a sus familias; los adultos, padres de familia responsables y dedicados a su pareja, hijas e hijos.

Estas personas, en su mayoría, nunca probaron, consumieron ni comercializaron drogas. Tampoco tenían ningún tipo de relación ni contacto con integrantes del crimen organizado. Son personas como tú, como yo, como tu pareja, tus hijas e hijos.

Es importante que las y los chihuahuenses apoyemos a las madres de las personas desaparecidas. Las mujeres que buscan a sus hijas e hijos sufren graves afectaciones a su salud física y bienestar emocional. Viven con miedo y en muchas ocasiones, con culpas que no tienen razón de ser. Padecen una profunda tristeza, depresión y desmotivación.

Pierden la dirección y el sentido de sus vidas. Viven aisladas de sus familiares y círculos sociales más cercanos. Cada día sobreviven a la incertidumbre y al dolor de la desaparición de sus hijas e hijos, la mayoría de las veces, en silencio y en soledad. Ninguna madre merece la pena de tener una hija o hijo desaparecido.

Como todas y todos, las personas desaparecidas juegan un rol importante al interior de sus hogares. Además de lidiar con el profundo dolor por la desaparición de sus seres queridos, las madres que buscan a sus hijas e hijos tienen que enfrentarse a una serie de dificultades económicas, pues la desaparición de sus seres queridos acentúa los problemas de escasez y pobreza para sus familias.

Las autoridades minimizan el problema de las desapariciones. Aunque en Chihuahua existen casi 4 mil personas desaparecidas, hablan de este problema como si se tratara de casos aislados. Además, suelen señalar y etiquetar a las personas desaparecidas como criminales, narcotraficantes o delincuentes, cuando no es así.

Por lo anterior, las instituciones de gobierno no investigan las desapariciones: no buscan a las personas desaparecidas, no identifica ni castigan a los culpables. Ninguna familia debería estar incompleta: las madres y sus familias necesitan encontrar a sus hijas e hijos desaparecidos.


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