A las y los operadores del Sistema de Justicia de Chihuahua


Mujeres en lucha, hijo/hija velo por nuestros derechos,  somos obreras, empleadas,  estudiantes, profesionistas, amas de casa, empresarias, a todas nos une el dolor de haber perdido a una hija o a un  hijo, como consecuencia de la perpetuación de la violencia de nuestras parejas.

Cuando la violencia entro a nuestras vidas y decidimos poner límites, la venganza de quienes nos amenazaban con destruirnos,  empezó a ser una realidad.  Los hombres agresores  utilizando el aparato judicial nos despojaron de lo más valioso en nuestras vidas, la presencia de nuestros hijos e hijas.

Ante esta realidad, acudimos a los juzgados a tratar de explicar la situación, la mayoría de los veces quienes resolvieron el destino de nuestra familia se negaron a recibirnos, en esa peregrinación de juzgado a  juzgado, del Centro de Justicia para las mujeres  al DIF, de condición de víctimas a ser tratadas como delincuentes, en los pasillos de las instituciones que nos victimizan y que ejercen violencia Institucional, nos encontramos las mujeres y decidimos hacernos visibles. 

 En esta lucha  desigual por recuperar a nuestros hijos e hijas buscamos aliadas y encontramos al Centro de Derechos Humanos de las Mujeres. Sin conocer el derecho, nos volvimos especialistas en el tema y expertas en temas de justicia, empezamos a reconocernos como defensoras de derechos humanos.

Según la ONU se  usa la expresión “defensor de los derechos humanos” para describir a la persona que, individualmente o junto con otras, se esfuerza en promover o proteger esos derechos. Se les conoce sobre todo por lo que hacen, y la mejor forma de explicar lo que son, consiste en describir sus actividades. Es decir, la persona que actúe en favor de un derecho (o varios derechos) humano(s) de un individuo o un grupo será un defensor de los derechos humanos.

No es fácil denunciar las injusticias en un mundo patriarcal y machista, en donde las madres somos obligadas a convencer a las autoridades de que “ somos buenas madres”, jamás cuestionan al hombre que ejerce violencia, quienes utilizan su poderes económicos, políticos o incluso su condición de género para continuar el sometimiento y humillación. 

Nos convocamos a partir de la experiencia personal de dolor  y sufrimiento y muy pronto dimos el salto del yo al nosotras, de nuestro caso personal al de todas las madres que están en igual situación.  Las reuniones nos abren el camino a la reflexión de las  violencias invisibles que se imponen a las mujeres como destino, a partir de las instituciones y estructuras culturales  que la justifican. 

Ir por la vida sin tus hijos/as la depresión suele paralizarnos, el dolor nos consume, lo cotidiano consiste en el sobrevivir, vivimos en piloto automático, como los alcohólicos “un día a la vez” y es que ser privadas de:

Estar a su lado, de mimarlos, arroparlos para ir a dormir, darles un beso de buenas noches, cantarles, leerles un cuento, consolarse cuando están enfermos, cuando tuvieron un mal sueño. Nuestros hijos e hijas tienen el derecho de tener a su lado a su madre, a aquella  persona que siempre está ahí cuando la necesitamos, que les ama incondicionalmente. A las niñas y niños privadas del amor maternal se les hace un daño irreparable.

En algunas ocasiones después de años de pelear por el derecho, algunas logramos convivencias supervisadas, con personal que no tiene ni la sensibilidad ni la preparación profesional que se requiere, el dolor es insoportable cuando advertimos la manipulación de nuestros hijos e hijas por nuestras parejas como una forma de perpetuar la violencia. 

Exigimos a quienes tienen sus manos la responsabilidad de administrar justicia, que recuerden que no somos un número de expediente, que detrás de cada caso a juzgar esta una historia de dolor y dignidad,  que somos mujeres víctimas de violencia que se nos va la vida en exigir justicia y que nuestro hijas e hijos tienen derechos y por ellos y ellas estaremos luchando por el resto de nuestras vidas.

Atentamente,

Mujeres en lucha,

¡hijo / hija velo por nuestros derechos!

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