A finales de julio de este año, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador anunció la realización de una serie de espacios que llamó “Foros de Escucha para Trazar la Ruta de Pacificación del País y la Reconciliación Nacional”. En la carta de invitación, AMLO da cuenta de que “México vive una crisis de seguridad no vista desde los tiempos postrevolucionarios”, y señala que cumplirá su promesa de campaña de realizar consultas a las víctimas y diferentes sectores de la sociedad para explorar las alternativas viables para la pacificación y reconciliación nacional. Desde el Espacio Psicosocial por los Derechos Humanos saludamos estos avances, puesto que sólo a partir del reconocimiento del contexto de violencia, sus causas y consecuencias, así como de la dignidad de las víctimas, se sentarán las bases de cualquier política que busque enfrentar sus graves impactos.
Durante la historia reciente de México, las víctimas de la violencia de grupos criminales y de violaciones a los derechos humanos han enfrentado la impunidad frente a sus demandas de justicia. Al sufrimiento por las pérdidas de las personas ejecutadas, las secuelas de la tortura y el dolor por la ausencia de las personas desaparecidas, se suma la estigmatización, la criminalización y otras formas de violencia que se derivan de las actuaciones de las autoridades. Es por esto que, además de la ruptura del tejido social, también se ha fracturado la confianza en el Estado y las instituciones. Mientras no exista verdad y justicia, la violencia no se puede dejar en el pasado porque continúa ocurriendo para las víctimas y los daños se expanden hacia la sociedad, como demuestra claramente la vivencia de los y las familiares de personas desaparecidas.
Con el objetivo de abonar desde la perspectiva psicosocial a un proceso centrado en las víctimas, planteamos a continuación una serie de propuestas:
1. Procesos que construyan confianza
Si bien el resultado electoral genera un sentimiento de esperanza para la mayoría de la población, la nueva administración deberá realizar esfuerzos adicionales para reconstruir la confianza de las víctimas que han sido sistemáticamente defraudadas y revictimizadas por las administraciones anteriores. Esto tiene que ver, por un lado, con el reconocimiento de las organizaciones de víctimas y de la sociedad civil, y sus aportes, así como con metodologías que favorezcan verdaderos espacios de escucha y construcción de consensos. Expresamos nuestra preocupación en relación a la metodología que ha guiado los foros realizados puesto que puede generar la impresión de que se trata de legitimar propuestas establecidas de antemano[1]
2. Claridad en las propuestas
Existen dos vertientes en el discurso el gobierno entrante en relación a las maneras de hacer frente a las consecuencias de la violencia y las violaciones masivas a los derechos humanos: el de la justicia transicional, que incluye propuestas como las Comisiones de la Verdad y cambios normativos, y el de la “pacificación y la reconciliación del país”, con connotaciones morales que no forman parte del marco de los derechos humanos. Hasta ahora no se sabe la manera en que ambas vertientes se comunican. Esto ha generado dudas, confusión y malestar entre las víctimas que han sido convocadas a los Foros.
En el discurso del gobierno entrante se han mezclado los términos “amnistía” y “perdón”, como si se tratara de lo mismo. Es importante aclarar la propuesta de amnistía y sus alcances, y deslindarla del perdón.
3. Evitar la revictimización
El llamado a las víctimas a perdonar resulta una fuente de sufrimiento emocional adicional en medio de un contexto de impunidad, en el que las víctimas no saben ni siquiera a quiénes, ni de qué, van a perdonar. Además, este llamado representa una invasión al ámbito privado e íntimo de las personas y lleva el riesgo de estigmatizar a aquellas que no están de acuerdo con el perdón.
El perdón no es una obligación de las víctimas, sino un proceso personal e íntimo, con distintos significados para cada persona. Este proceso requiere como mínimo el esclarecimiento de la verdad, la justicia y la dignificación de las víctimas.
4. Perspectiva de derechos humanos
Las iniciativas relacionadas con la vertiente de pacificación y reconciliación, como los foros antes mencionados, son encabezadas por el próximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública y su equipo. De esta forma, un tema que debería ser abordado desde una perspectiva de derechos humanos se circunscribe al ámbito de la seguridad. Asimismo, preocupa que este lenguaje desconoce el marco y los principios de derechos humanos y apela al “perdón” de las víctimas, con efectos revictimizantes.
5. Construcción conjunta de un análisis sobre las causas de la violencia y las violaciones a los derechos humanos
No se ha dado lugar al análisis complejo de las causas de la violencia y de las violaciones a los derechos humanos, ni se ha explicitado el diagnóstico que fundamenta las propuestas. Esto conlleva el riesgo de invisibilizar la asimetría de poder en la que se encuentran las víctimas, expuestas tanto a la violencia de las organizaciones criminales como del Estado, y considerar, por lo tanto, que están obligadas a contribuir en la misma medida que los perpetradores en el proceso de construcción de paz.
Por lo anterior, desde el Espacio Psicosocial hacemos un llamado a evitar la de revictimización durante cualquier espacio de diálogo con las víctimas, y a implementar metodologías que favorezcan la escucha respetuosa, y garanticen la seguridad de las víctimas. Asimismo, señalamos que estos esfuerzos deben fortalecer el tejido social que las víctimas han construido durante años o décadas de organización y lucha por la verdad, la justicia y la reparación.
Finalmente, consideramos que nuestro país debe construir su propio modelo de justicia transicional, desde la perspectiva de los derechos humanos, tomando en cuenta la voz de las víctimas y de la sociedad civil organizada. Esto requiere de un trabajo cuidadoso, profundo y reflexivo, que reconstruya la confianza hacia el Estado y siente las bases para un futuro de paz, democracia, justicia y dignidad.
Firman:
Alejandra González Marín (Consultora independiente)
Alberto Rodríguez Cervantes (Psicólogo y terapeuta familiar, miembro del equipo de
acompañamiento psicosocial al colectivo Chihuahua en busca de sus personas desaparecidas
del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, CEDEHM)
Andrea Cárdenas (Psicóloga social, miembro del equipo de acompañamiento psicosocial al
colectivo Chihuahua en busca de sus personas desaparecidas del Centro de Derechos
Humanos de las Mujeres, CEDEHM)
Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario
Andrea Kenya Sánchez Zepeda (Profesora asociada C ENTS UNAM)
Carolina Robledo Silvestre (Catedrática Conacyt- CIESAS)
Edith Escareño Granados (Consultora independiente)
Eduardo Calderón Domínguez (Consultor independiente)
Equipo de Acompañamiento Psicosocial de la Red Unidos por los Derechos Humanos A.C.
(Veracruz)
Fernanda Peñaloza (Equipo Red Retoño)
Laura Melchor (Defensora de DDHH y psicóloga)
May-ek Querales Mendoza (Investigadora del Grupo de Investigaciones en Antropología
Social y Forense, GIASF)
Norma García Flores (Trabajo y Acompañamiento Psicosocial en la Comisión Mexicana de
Defensa y Promoción de los Derechos Humanos A. C.)
Olivia Cortez Corona (Psicóloga del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad A. C.)
Paola Alejandra Ramírez González (Psicóloga, Doctorante en Antropología, CIESAS-Ciudad
de México, estudiante asociada al GIASF)
Rossina Uranga Barri (Psicóloga y terapeuta comunitaria, miembro del equipo de
acompañamiento psicosocial al colectivo Chihuahua en busca de sus personas desaparecidas
del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, CEDHEM)
Valeria Moscoso Urzúa (Coordinadora del Área de Trabajo y Acompañamiento Psicosocial,
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos A. C.)
Ximena Antillón Najlis (Psicóloga, Fundar, Centro de Análisis e Investigación A.C.)
Servicios y Asesoría para la Paz, A.C.
Fundar, Centro de Análisis e Investigación A.C
Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF)
[1]Se observa que la metodología planteada para los Foros no favorece el análisis profundo a partir de la escucha de las víctimas en la medida en que reduce la discusión y sesga las respuestas hacia la línea de la amnistía y la reconciliación. En el documento llamado “Guía para el diálogo” se plantea la pregunta “¿Qué es para usted la reconciliación?”, y a continuación, “¿Qué propone usted para que haya reconciliación en su comunidad/municipio/región?“. En otro documento, “Preguntas generadoras para el diálogo en las mesas de víctimas”, se pide a los participantes “Si ustedes pudieran poner en orden del uno al cuatro los siguientes eventos: ¿cuál sería el orden cronológico en el que deberían suceder? Esclarecimiento y narración pública de la verdad/ Mecanismos de justicia y combate a la impunidad/ Amnistía y reducción de penas/ Reparación del daño”. Y por último, en el mismo documento se cuestiona, “¿Cuál es el papel/rol que las víctimas quieren tener en este proceso de pacificación y reconciliación? ¿Cómo se imaginan participando en él y/o aportándole a dicho proceso?”.